Por qué tu eCommerce no convierte tu tráfico en ventas
Te ha pasado que miras la factura de Ads, el tráfico sube, los dashboards se ponen verde y la caja, igual. Es justo ese momento en el que entiendes que no se trata de empujar más clicks, sino de hacer que cada visita encuentre lo que busca y lo compre. Aquí tienes una guía honesta, que de verdad te va a servir. Un diagnóstico rápido, arreglos que puedes aplicar esta semana y las métricas que de verdad te dicen si vas por buen camino o no y por qué tu eCommerce no convierte.
El síntoma está dentro, no fuera
La tentación es culpar al tráfico. “Viene mal cualificado”, “Seguro que son bots”. A veces sí. Muchas otras, la verdad es más simple, la gente llega con intención y la web no les ayuda.
Se nota en la búsqueda interna que responde con silencio, en resultados que no tienen nada que ver, en fichas de producto que no despejan dudas y en un checkout que pide más datos que un banco.
Cuando eso pasa, el CPC da igual. Estás llenando un cubo con agujeros.
Auditoría para entender por qué tu eCommerce no convierte
Ponte un temporizador y recorre tu tienda como lo haría un cliente con prisa.
Empieza por la búsqueda interna.
Es el atajo de la gente que quiere comprar. Escribe tal cual lo haría un humano, no un catálogo: “chaqueta biker”, “pantalón ancho blanco”, “sofá 240 cm nórdico”, “pintalabios mate rojo cereza”. Fíjate en tres cosas:
- Si aparecen resultados útiles en los primeros resultados o si parece que la web no tiene ni idea de que buscas.
- Si los filtros ayudan o estorban. Cuando alguien busca “pantalón ancho”, espera ver talla, color y disponibilidad real, no un filtro de “temporada 2019”.
- Si la tienda entiende sinónimos y errores tontos. “Piyama”, “couch”, “dupe perfume”.

Sigue por la página de resultados.
Mira si el orden tiene sentido. Si empuja stock disponible y novedades sin dinamitar la relevancia. Si sugiere alternativas cuando falta justo lo que quieres.
Baja a la ficha de producto.
Fotos claras, variantes visibles, guías de talla o medidas, envío y devoluciones explicadas, reseñas que respondan lo que un dependiente respondería. Si un cliente tiene que ir a Google a entender tu talla M, lo has perdido.
Cierra en el checkout.
Pocos pasos, métodos conocidos, confianza. Si en móvil se hace cuesta arriba, pagarás el precio.
Con esta vuelta ya sabrás si el problema es el tráfico o tu buscador y por qué tu eCommerce no convierte.
El culpable silencioso, un buscador que frena ventas
Nadie te lo cuenta, pero el buscador puede ser tu mejor vendedor o tu peor enemigo. Estas son las señales que delatan al malo de la película, si te reconoces en más de dos, ahí está el cuello de botella.
“Sin resultados” con consultas normales.
No hablamos de marcianos. Hablamos de “biker”, “couch”, “base light neutral”. Si eso devuelve vacío, estás diciendo “no vendemos eso”, aunque lo tengas.
Primeras filas que no convencen.
El top de resultados marca el tono. Si ahí no hay relevancia, la gente no baja.
El buscador no entiende el idioma de tus clientes.
Sinónimos, lenguaje coloquial, erratas. Da igual que en tu PIM ponga “chaqueta motera” si el cliente teclea “biker”.
Filtros que no cambian según lo que se busca.
Una búsqueda de “vestido boda” necesita talla, color, largo y disponibilidad, no “proveedor interno”.
Variantes agotadas antes que las disponibles.
Pocos golpes de frustración hay peores que ver tu talla tachada en la primera tarjeta.
Sin alternativas cuando falta el exacto.
No hay 240 cm, pero sí 230 con el mismo estilo. Si no lo sugieres, otra tienda lo hará.
Cero aprendizaje.
Si no sabes qué busca la gente, qué no encuentran y qué clican, ¿cómo vas a corregir? La analítica de búsqueda no es un extra repipi de mira que guay soy, es la linterna que te lleva a descubrir ese oscuro camino de pérdidas.
Arreglar esto no es ciencia ficción. Es trabajo de una semana bien enfocada, nada más.
Qué tocar esta semana para empezar a convertir tráfico en ventas
No vas a rehacer la web entera, no hace falta. Ve a lo que más duele.
Habla como el cliente.
Crea un pequeño diccionario de sinónimos y regionalismos. Que “pijama” sea lo mismo que “piyama”; “sofá”, “couch”; “chaqueta biker”, “chaqueta de cuero”. Corrige erratas comunes. Ganas conversiones solo por dejar de decir “no tengo” cuando sí tienes.
Muestra lo que sí se puede comprar.
Prioriza variantes disponibles. Si faltan tallas o medidas, enseña la alternativa más cercana. El objetivo es evitar la sensación de pared.
Pon los filtros a trabajar, no a molestar.
Que sean dinámicos y aparezcan según la intención. Y que estén ordenados como piensa un cliente, no como lo hace tu ERP.
Ordena con cabeza.
El re-ranking no es para esconder lo que no quieres vender; es para empujar campañas, margen y stock sin traicionar la relevancia. Si el primer resultado no cuadra con la consulta, pierdes credibilidad.
Cuando no hay exacto, no te rindas.
Saca “similares” por atributos reales: estilo, forma, ingredientes, medidas. Muchas ventas vuelan por no ofrecer el plan B.
Añade respuestas a las fichas.
Preguntas frecuentes que de verdad quitan dudas: envíos, devoluciones, materiales, guía de tallas o de medidas, compatibilidades en cosmética. Menos idas a Google, más Añadir al carrito.
Revisa el checkout en móvil.
Si pasan cosas raras con el teclado, si el formulario pide lo que no hace falta, si los métodos de pago no dan confianza, lo vas a notar en la caja.

Haz esto y verás como sin subir el presupuesto, la conversión desde búsqueda empieza a subir.
Cómo convertir tráfico en ventas de forma constante
Una vez el buscador deja de darte problemas, vamos a por lo que no se suele ver.
Páginas de categoría por intención.
Hay dos tipos de visitas, las que vienen a por algo concreto y las que exploran. A los segundos no les des un muro de productos, dales colección, guía rápida, beneficios y atajos.
Recomendaciones que aporten.
No pongas un “otros clientes vieron” por rellenar. Usa complementarios que tengan sentido. Si añaden un sérum, sugiere limpiador, crema y SPF que encajen. Subirá el ticket medio y bajará la indecisión.
Contenido útil, no ruido.
Guías de tallas que ayudan, comparativas claras, “cómo elegir” sinceros. Lo que un buen vendedor contaría en tienda.
Correcciones semanales.
No hace falta una tesis. Cada lunes, cada mes o cuando consideres, qué buscó la gente, qué no encontró, qué clicó, qué no convierte. Añade sinónimos, crea redirecciones, ajusta reglas. Media hora que puede pagar sola el mes.
Asistente conversacional, si puedes.
Piensa en un dependiente que pregunta “¿para qué ocasión?”, “¿piel sensible?”, “¿cabe en tu salón?”. Ese nivel de guía reduce la fricción que mata carritos y además llama la atención y retiene mucho tráfico.
Los KPIs que separan opiniones de hechos
No hace falta medir cien cosas. Con estas vas servido.
- “Sin resultados” por debajo de un dígito. Si estás en dos, hay oro por rascar con sinónimos y redirecciones.
- CTR de resultados a ficha en verde. Cuando es bajo, la gente no reconoce lo que busca en la parrilla de resultados.
- Conversión desde búsqueda claramente por encima de la media del sitio. Si no, la búsqueda, y por tanto tu buscador, no está ayudando a decidir.
- Ticket medio influido por recomendaciones. Si no se mueve, revisa la lógica de tus sugerencias.
- Tiempo de corrección. Del dato a la acción en días, no en meses. El aprendizaje acumulado es tu ventaja.

Un plan sencillo para las próximas dos semanas
Primero, arregla el idioma, sinónimos, erratas, redirecciones obvias. Después, pon orden, usa variantes disponibles primero y filtros que tengan sentido. Tercero, ofrece salida, similares cuando falta el exacto. Por último, instala la rutina y se constante, cada semana, una ronda de ajustes con lo que te cuenta la analítica.
No necesitas comprar más clics para notar el cambio. Necesitas dejar de perder a los que ya tienes.
Si quieres ver cómo queda cuando todo esto funciona
Te enseñamos una demo y lo pruebas en tu catálogo real. Sin promesas raras verás menos “sin resultados”, más clics a fichas de productos y más carritos que llegan a checkout.
Luego decides.




















